En ese momento cruzó el semáforo otra muchacha, de la misma edad, mejor vestida, mejor vivida.
Yo estaba absorto por la prisa. Miraba desesperado el semáforo que no se ponía verde. Llegaba tarde. La muchacha que estaba pidiendo se retiraba a la acera. El semáforo quería ponerse verde y, por fin, saldría pitando hacia mi destino en mi moto. Pero mis ojos repararon en la mirada de la muchacha que pedía limosna que, sin querer, se volvía a mirar a la que cruzaba el semaforo, también con prisa. No pude evitar estremecerme. Sus mirada me contó la envidia con la que miraba a la ejecutiva. Seguro que pensó "por que no pude ser así".
Esta imagen me impactó. Recuerdo que Hans Küng, teólogo suizo polémico e innovador, decía que era cristiano porque su madre lo parió cristiano. Seguro que, si hubiera nacido en otro sitio pertenecería a otra religión.
No lo puedo soportar. La suerte, el azar, la casualidad, hacen que uno sufra la miseria y otro disfrute.
¡Otro mundo es posible!. Lo tenemos que conseguir. Es de justicia.
No lo puedo soportar. La suerte, el azar, la casualidad, hacen que uno sufra la miseria y otro disfrute.
¡Otro mundo es posible!. Lo tenemos que conseguir. Es de justicia.
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